Que se silencie la garganta.
Que hablen nuestras manos.
Que levanten su vuelo, suavemente.
Que abracen tu cuello.
Que se deslicen en tu espalda.
Que elijan una estrella.
Para reconocerse.
Que bailen con la brisa.
Que dejen envolverse.
Sin miedo ni prisas.